La ciudad de Kutná Hora pasa en muchas ocasiones desapercibida para el viajero que visita la República Checa. Sin embargo, en ella se esconde uno de los factores más influyentes del crecimiento y riqueza de Bohemia. Kutna, traducido al español, significa excavación y Hora montaña. Los checos no suelen complicarse a la hora de nombrar sus cosas y en este caso no iba a ser menos, ya que en Kutná Hora estaba una de las principales minas de plata de Europa, gracias a la cual se financió el crecimiento y embellecimiento de Praga.
La Catedral de Santa Bárbara, que es sin duda el monumento más glorioso de Kutná Hora, puede ser definidada como la manifestación de la gloria, el poder, la riqueza, las exigencias artísticas y, sobre todo, las ambiciones de muchas generaciones de la sociedad de Kutná Hora. Es el último símbolo de la creatividad humana y una obra maestra de la arquitectura gótica en escala europea.
A medida que la ciudad iba creciendo, las iglesias góticas ya existentes no fueron consideradas dignas de la gloria, en continuo aumento, de Kutná Hora. Por lo tanto, se decidió construir una nueva iglesia que fuese capaz de competir con la Catedral de San Vito en Praga. Es así como nace la idea de contruir la Catedral de Santa Bárbara. De esta manera buscaban ponerse a la altura de Praga, intentando demostrar que lo que la capital checa podía hacer, su ciudad lo podía igual e incluso superar.
Una solución ingeniosa para evitar el poder cisterciense.
No obstante, se encontraron con una serie de inconvenientes. El principal era la imposibilidad de construir una iglesia gloriosa para los los burgueses de la ciudad, ya que que pertenecían a la administración religiosa cisterciense de Sedlec, quien tenía el derecho de patronato en cada una de las iglesias en la ciudad. Esta dependencia fue ciertamente humillante para la comunidad burguesa. Para solucionar este problema, buscaron una solución ingeniosa: decidieron construir la nueva iglesia justo fuera de los límites de la autoridad cisterciense, en una zona que ya pertenecía al capítulo de Praga.
Pero esta no es la única curiosidad de la Catedral de Santa Bárbara. Lo que más sorprende al viajero es enterarse de que, en realidad, no es una catedral ya que no hay una catedral sin obispo. Y nuestra querida Kutná Hora nunca fue el centro de un obispado, y todavía no lo es. El único motivo porque el que la denominan catedral es porque imita y se parece a una; sin embargo solo se trata de una iglesia parroquial. Una «simple» iglesia parroquial, construida en forma de catedral, gracias a la propia celebración de un pueblo.
Comparada con la catedral de San Vito en Praga, esta catedral gótica es considerada una de las mejores de su tipo en la República Checa y en Europa Central. Puedes conocerla a través del tour Kutná Hora.