Si estás planeando visitar Lisboa o ya te encuentras en esta hermosa capital, seguramente habrás oído hablar de los pasteles de Belém. Si bien en general la repostería portuguesa es una de las mejores del mundo, cabe destacar de entre toda su oferta estas deliciosas tortitas de crema. Dicha delicia se ofrece en muchas de las pastelerías de Lisboa, pero hay una que destaca sobre toda las demás por su calidad: Pastéis de Belém.
Estos afamados dulces son parte importante de la gastronomía portuguesa. Si vas a la Pastéis de Belém, junto al monasterio de los Jerónimos, es normal que os encontréis con largas colas de clientes deseosos de hacerse con una bandeja de su producto estrella. Pero no te asustéis por la espera, pues la fila se mueve rápido y el tiempo pasa volando: el premio merece la pena.
Los números de esta afamada pastelería son asombrosos, pues tiene una producción medía de 20.000 pastelitos diarios, llegando en temporada alta a duplicar su producción. Cabe destacar el mimo con que esta pastelería cuida sus tartaletas, pues a pesar de semejante volumen de negocio, la calidad de esta joya gastronómica no pierde ni un ápice de su calidad. Esta mítica pastelería es sin duda una visita obligada en Lisboa.
Pero, ¿cuál es el origen de estos dulces tan populares?
Su historia de los pasteles de Belém se remonta a comienzos del siglo XIX, durante el periodo de la Revolución Liberal. Una de sus consecuencias fue la desamortización de todos los conventos y monasterios de Portugal, incluido el monasterio de los Jerónimos de Belem. Esto causó que el panadero del monasterio se quedase en el paro, y por tanto sin dinero. Un empresario local le compró su receta, haciéndose con una patente alimenticia que levantaría un impero.
Domingos Rafael Alves, el afortunado nuevo poseedor de la receta, rápidamente alquiló un local, se hizo con los servicios de la azucarera cercana, y empezó a producir su nuevo dulce estrella a gran escala. Su fama pronto alcanzó Lisboa, Europa y algunas colonias portuguesas.
Esta pastelería sigue emplazada en su lugar original, por lo que, al placer de degustar los pasteles de Belem, se le une el encanto de saber que se está haciendo en un lugar lleno de glamur e historia, no en vano por esta pastelería han pasado mandatarios y artistas de fama internacional.
Sin duda, el mejor lugar posible donde recuperar fuerzas al terminar nuestro Belém Tour.
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