Muhammad nació en la actual Córdoba el año 823 y era hijo del emir Abd al-Rahman II, llegando al poder cuando tenía treinta años y sucediendo así a su padre, a pesar de las intrigas de la concubina Tarúb, la cual hizo todo lo posible por sentar en el poder a su hijo Abd Allah. A pesar de esto, los primeros años de gobierno de Muhammad fueron relativamente tranquilos, y no fue sino hasta algo avanzado su reinado, cuando tuvo que hacer frente a una gran inestabilidad política que perduró hasta la proclamación del califato.
Como ocurre con todos los personajes históricos de cierta importancia, conocemos tanto elogios como defectos sobre la figura de nuestro protagonista, dependiendo de la fuente consultada: el cronista Ibn ‘Iḏārī nos habla de una persona de gran agilidad mental, amante de las matemáticas y que además se encargó personalmente de proteger el estudio de todo lo relacionado con las ciencias médicas. Por el contrario, otros cronistas lo califican de avaro, ya que parece ser que ese amor por las matemáticas iba ligado a un control exhaustivo de las cuentas de sus tesoreros y funcionarios fiscales. Pero lo que realmente le haría pasar a la historia y más concretamente, a la nuestra, es la fundación de la ciudad de Madrid sobre el año 865, dentro de un complejo programa de urbanización de Al-Andalus que comenzara su padre y que no tendría conclusión hasta el año 936 aproximadamente, momento de la instauración del califato omeya.
Al igual que tantos otros enclaves fundados durante esa época, Madrid nació con un marcado carácter defensivo y como no podía ser de otra manera, conteniendo los elementos básicos que no podían faltar en toda medina que se precie: una alcazaba, una mezquita aljama y un zoco.
Gracias a las modernas investigaciones arqueológicas llevadas a cabo durante los últimos años en la capital española, sabemos que la primera muralla de la ciudad fue construida utilizando sillares de sílex o pedernal en la parte inferior y piedra caliza blanca en la superior, colocados a soga y tizón, el llamado técnicamente “aparejo cordobés”. Todavía hoy en día es posible admirar este extraordinario monumento del pasado que se erige, en el centro de la actual Madrid y a lo largo de unos 120 metros de longitud con inicio en la Cuesta de la Vega hasta el Viaducto. Pero eso no es todo, investigadores y ciudadanos esperan poder contemplar, cuando tenga lugar la apertura del nuevo Museo de Colecciones Reales, los lienzos hallados bajo la Catedral de la Almudena y la plaza de idéntico nombre, hasta ahora ocultos tras siglos de abandono.
La verdad que este marcado carácter defensivo y militar que rodea a la fundación de la ciudad de Madrid se corresponde con los problemas que sucedieron durante los últimos años de reinado de Muhammad I, de los que sobresale la revuelta muladí, un auténtico conflicto de estado con origen en la urbe de Ronda.
Muhammad I falleció un caluroso día cordobés del año 886, cerca de cumplir los 65 años y pasando a los anales de la historia como el fundador de Madrid.
Por eso mismo, conocer la historia de Córdoba nos brinda la posibilidad de tener una experiencia ligada a la capital de España y que recomendamos conocer con más profundidad a través de un free tour Madrid.