Indiscutiblemente el tulipán forma parte de la idiosincrasia holandesa. Es un elemento unido a su paisaje, y no cabe duda de que Holanda es la región de los tulipanes por excelencia. Al escuchar la palabra tulipán, rápidamente aparece por nuestra mente la imagen de esos enormes campos de mil colores y variedades que cubren los campos holandeses y que son un deleite para la vista tanto de locales como de miles de turistas cada año. Sin embargo, quizás te sorprenda saber que el tulipán no llegó a los Países Bajos hasta el siglo XVII, y que originalmente procedía de Turquía. Entonces, ¿cómo llegó está flor importada del imperio turco a convertirse en uno de los símbolos más representativos de la región holandesa? Sigue leyendo y te lo explicamos.
Primeros pasos del tulipán en Europa.
Como hemos dicho, el tulipán procede de la actual Turquía. De hecho, la palabra tulipán deriva de la palabra turbante, dado el gran parecido que guarda la forma de la flor con la vestimenta de origen asiático utilizada para cubrir la cabeza. Aunque se tiene constancia de que el tulipán existió en Europa desde el siglo XI, no sería hasta 1593 cuando el destacado botánico Carolus Clusius cultivara en su jardín privado de Leiden una colección de bulbos de tulipán. Este sería el desencadenante de la posterior locura.
¿Qué tenían de especial los tulipanes cultivados en suelo holandés? Pues bien, los tulipanes cultivados en los Países Bajos sufrían mutaciones en su apariencia, surgiendo tulipanes multicolor. Cada tulipán era diferente al anterior, no había dos tulipanes iguales, y lo que era aún más intrigante y exótico, no había manera de averiguar previamente que variedad de esta exuberante flor crecería. No sería hasta mitad del siglo XX cuando se descubrió que estos tulipanes, que solamente en la región holandesa eran irrepetibles, y que deslumbraron a propios y extraños con su belleza, realmente estaban infectados por un parásito que transmitía un virus a la planta y originaba estas variantes de tulipán.
Siglo de Oro holandés: la fiebre del Tulipán.
Durante el siglo XVII, los Países Bajos se convirtieron en la primera potencia del comercio mundial gracias al éxito de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Esto provocó un florecimiento económico, artístico, social y cultural sin parangón. En una sociedad donde abundaban los burgueses y mercaderes de clase alta, el tulipán se convirtió en un objeto de ostentación y símbolo de riqueza. Y en consecuencia, convirtió a Holanda en la región de los tulipanes.
Cabe destacar que las variedades más extrañas de tulipán eran bautizadas con nombres de personajes de la época, toda persona de relevancia intentaba aumentar su estatus gracias a la flor. La fiebre del tulipán generó una burbuja que provocó que un bulbo de tulipán pudiera venderse por el sueldo equivalente a 20 años de trabajo de un campesino o por mansiones y casas enteras.
Desafortunadamente, un buen día la burbuja estalló, y unos bulbos de tulipán salieron a la venta sin que existiera un comprador. En ese momento, los precios cayeron en picado y todo el mundo trató de deshacerse de los tulipanes, pero nunca al valor al que lo habían adquirido, dejando de este modo a familias enteras en la más absoluta miseria.
La región de los tulipanes y su situación en la actualidad.
Todos los años durante los meses de Abril y Mayo podemos encontrar multitud de campos de tulipanes por la región holandesa, concretamente en Lisse se encuentra uno de los más conocidos, el parque de tulipanes de Keukenhof. Una historia ligada a la cultura holandesa y que contamos con mucha más profundidad en nuestro Jordaan Tour.
¡Eso sí, tendrás que preparar bien tu visita, ya que el parque solo abre dos meses al año!