Son pocas las ciudades con la historia y la belleza de París y aunque podrías estar semanas en ella y no conocerla, vamos a hacer un recorrido de un día a través de sus lugares más emblemáticos, una visita exprés a la capital francesa, aunque si lo prefieres, también puedes dedicarle un fin de semana y descubrir todo lo que hay que ver en París en dos días. Me imagino que cuando pensamos en París, a casi todos nos vienen a la cabeza los mismos sitios: la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, Notre Dame…pero si me acompañas en las siguientes líneas, podrás descubrir en un día en París lo mejor de esta impresionante ciudad.

Cómo llegar a París

Lo primero de todo es llegar a la ciudad y esto se puede hacer de varias maneras distintas, aunque lo más habitual suele ser el tren, que te deja ya en el centro de la capital y por supuesto, el avión, llegando a uno de sus tres aeropuertos. Hay varios modos de ir desde todos esos aeropuertos hasta la ciudad de la luz, ya que, suelen estar todos bien conectados y aunque no representará un gran problema, para poder valorar todas las posibilidades, es necesario conocer todas las maneras de llegar al centro de París desde todos sus aeropuertos. Una vez hayas salvado ese pequeño obstáculo que representa salir de la terminal de llegadas de cualquier aeropuerto, ¡llega por fin el momento de disfrutar de tu escapada!

Un día en París, visita exprés a la ciudad de la luz

Puede que la mejor manera de empezar tu intensa jornada en París sea en los Jardines de Luxemburgo, tomando un poco de aire y respirando ante el ajetreado día que se avecina, pues conocer los lugares más importantes y bonitos de París en un día no será tarea sencilla. Cuando estés preparado/a, camina hacia el Panteón, una bonita construcción que cuenta con una curiosa historia y es que, aunque hoy haya quedado diminuto, fue el primer monumento desde el que se pudo ver París desde las alturas. Desde allí nos dirigiremos a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, la Île de la Cité, una isla natural en el río Sena que alberga la magnífica Catedral de Notre Dame, engullida recientemente por las llamas de un trágico incendio. Aunque no se podrá ver en un tiempo su esplendorosa silueta, vale la pena detenerse un minuto frente a ella y valorar la magnitud de la catástrofe. ¡Ojalá pronto vuelva a ser la que era! Ya que estás en mitad de una isla, aprovecharemos para visitar el resto de lugares que se encuentran en ella, como la Saint Chapelle, la Conserjería o el Pont Neuf, que cruzaremos para dirigirnos hasta el Museo del Louvre y admirar su espectacular pirámide de cristal. Desde arriba y si lo deseas, también desde abajo, párate a admirar este bonito símbolo parisino. Obviamente, entrar al Museo del Louvre no se contempla si vas a estar únicamente un día en París. Las fascinantes obras que alberga tendrán que esperar para una próxima visita. Para llegar a la siguiente parada será necesario caminar durante quince minutos y pasar por delante de la Ópera, un magnífico edificio de estilo neobarroco que sirvió de inspiración para la obra «El Fantasma de la Ópera». Justó detrás encontrarás las Galerías Lafayette, un gran centro comercial que guarda una sorpresa a sus visitantes, incluso a los menos amantes de las compras que, verán recompensada su reticencia a entrar en un centro comercial cuando suban directamente hasta la azotea. Allí arriba solo podrás alucinar con las increíbles vistas de la Torre Eiffel. Las galerías Lafayette son un mirador inmejorable y además es gratis. Cómo me imagino que el cuerpo empezará a pedir algo de alimento tras una mañana de lo más intensa, puedes comer algo aquí mismo o coger el metro y dirigirte hacia Montmartre, ver la magnífica Basílica del Sacré Coeur y ya sí, comer en alguna de las elegantes terrazas de los alrededores antes de empezar la sesión vespertina en París. Con las energías totalmente repuestas, es momento de tomar el metro hasta la plaza de Trocadero, el punto de inicio a nuestra visita a la Torre Eiffel. Nada más salir del metro te encontrarás frente a ella y ya no la perderás de vista. Aprovecha para sacar todas las fotos posibles desde ese lado mientras caminas hacia ella y ves decidiendo si harás la cola para subir a alguno de sus pisos superiores. Una vez visitada la Torre Eiffel, sigue bajando para ver ahora la panorámica del monumento desde el otro lado, en el Campo de Marte, el bellísimo parque que ejerce como telón de fondo y lugar de encuentro de grupos de parisinos que se reúnen a comer, beber o divertirse en un escenario idílico con la Torre Eiffel de fondo y unas puestas de sol de ensueño. Aprovecha para descansar y disfrutar de ese momento mágico, tu jornada en la ciudad de la luz está llegando a su fin y, ¡puede que estés ante la mejor postal de París!

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